Extraña desaparición de una adolescente en Chalco

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CHALCO.- El 26 de febrero de 2019 Tamara fue a dejar comida a su hermana, que trabaja en una paleteria, únicamente tenía que caminar unas calles, pero los 20 a 30 minutos que tenía para ir y volver se han convertido en siete meses, una eternidad para su familia que lloran cada día de ausencia.

Es su madre, Rosa Esmeralda, quien viajó desde Chalco, Estado de México, hasta La Prensa para pedir ayuda, lo hace cada que surge alguna pista por pequeña que sea.

Con su bolsa repleta de carteles, con la foto de Tamara, y sus pesares a cuestas toma varios transportes hasta donde le llamen para buscar a su niña cuyo sueño era entrar a la prepa.

Resalta que ese 26 de febrero, alrededor de las tres de la tarde salió con la comida de su hermana. Como todos los días hizo el mismo camino, sonrió a los amigos y al parecer no habló con desconocidos, llegó hasta la negociación, dejó la comida y por esta vez ni siquiera probó el helado que tanto le gustaba, solo denegó la invitación y salió de nuevo para su casa.

Pero no llegó, pasó la tarde, cuando se percataron que no estaba con sus amigas, ni metida en su cuarto, acurrucada con cuco, su oso de peluche, la empezaron a buscar.

Llegó la noche y creció la angustia, el temor de que algo malo le hubiera pasado.

Con el alma en un hilo, doña Rosa Esmeralda acompañada de su esposo y tres hijos acudieron ante la autoridad, que tomó la declaración e hizo el documento de búsqueda:

Desaparecida: Tamara Guadalupe Ibarra Orrostieta.

Edad: 15 años.

Estatura: 1.65 metros.

Complexión: Delgada.

Color de Piel: Morena clara.

Cejas: Semi-pobladas.

Nariz: Chata.

Labios: Gruesos.

Cabello: Café oscuro.

Ese día vistió un pantalón de mezclilla azul, blusa de manga larga tres cuartos, con la leyenda Aeropostal y tenis de la marca Converse.

Desde esa fecha recorren la colonia, preguntan entre amigos, conocidos y vecinos, pero nadie percibió nada extraño y tampoco la vieron por la zona.

Este compás de espera acaba cada día con la vida de esta familia, cuya madre ha dejado en la banca rota sus ventas, mientras que el papá mantiene su labor apagando fuegos, pero con la preocupación de no saber dónde esta su pequeña, que se preparaba para hacer su examen al bachillerato.

Cabe señalar, que la última vez que hubo actividad en su cuenta de Facebook fue el 10 de septiembre, en que fue cambiada su foto de perfil, pero nada más, lo que es un incógnito, para la familia, la policía que investiga el caso y la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos A. C., donde su líder Elena Solís hace esfuerzos por hallar una pista que los acerque a la pequeña Tamara.

En la casa, el cuarto que compartía con su prima huele soledad, ya no se escuchan las carcajadas de Tamara Guadalupe, solo esta Cuco, su oso y su Stich de peluche en espera que alguien los abrace de nuevo con el amor que ella lo hacía.

Vía La Prensa.

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