Rescatar Naucalpan la más alta urgencia

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NAUCALPAN.- Simultáneamente con la elección del primer domingo de julio, es urgente rescatar Naucalpan, en serio que el tema apremia, no podemos continuar así de fea manera, en diversos asuntos de la agenda municipal y es real.

Más allá de fustigar inculpándose por el negro pasado, la falta de coordinación institucional entre los distintos órdenes y niveles de gobierno, por ejemplo en seguridad, ésta es prioridad, en reiteradas ocasiones hemos insistido que la gente desconoce a quién corresponde atender alguna modalidad del delito, de esos que impactan como los homicidios o el secuestro, entre otros.

Sin embargo, las personas quieren vivir y estar seguros por donde andan, conviven o socializan y hacen familia, y los actuales ambientes para nada son los mejores, los estadísticos cada día son más crueles y lo podemos observar sin tanto problema, en él cómo se encuentra cada uno en sus entornos; en la colonia o el barrio y en la zona residencial.

Evidentemente que hay desesperanza, dolor, frustración y “encabronamiento ciudadano”, derivado del elevado nivel del delito, en el que trasladarse en un micro o rutero es un completo riesgo.

Por otra y parte, y en otros capítulos, en otras páginas de la agenda local, el desastre urbano; no tenemos orden y el gobierno de Olvera asumió el compromiso de ponerlo, y tampoco existe, vemos un Naucalpan que necesariamente requiere sí así lo desean, de la participación ciudadana, del apoyo de su gente, para restaurarlo, y no hay “pedo”.

En serio y de lo anterior, y si lo permiten, en el alto honor que representa la palabra humildad para evitar cada día más daños y posibilitar situaciones desastrosas en el suelo urbano, entendámoslo –EL MUNICIPIO NO PUEDE CRECER MÁS– nos estamos acabando los recursos naturales, el agua, el espacio común, y todo “por unos pinches millones de pesos”.

Finalmente y miremos nuestro hábitat, y reflexionemos los dos últimos años, por poner un marco de referencia; ríos sucios, agua putrefacta, “mierda en las calles”, muerte, baches, secuestro de vialidades, desigualdad social, tráfico vehicular, ambulantaje, y comercio de drogas.

Aunado, a la especulación de arterias precisamente viales, venta de alcohol y cervezas en mercados sobre ruedas- tianguis-incremento de chelerías, antros y prostitución.

Un sistema hídrico e infraestructura colapsada, estrangulamiento de avenidas primarias por el caos, en el que sólo una vía se tiene de acceso y salidas en colonias emergentes desmadradas.

Por Mario Ruiz Hernández.

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