Sin miedo al éxito, él es Paul, fundador del «Valle de los mamados»

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NAUCALPAN.- Aunque la frase ¡Sin miedo al éxito, papá! es actualmente una de las más repetidas en la actualidad por los jóvenes, pocos saben que el hombre que la puso de moda tuvo que enfrentarse a varios fantasmas que lo llevaron incluso a querer quitarse la vida hace poco más de seis años; sin embargo el esfuerzo, la dedicación y el apoyo de su familia, lo motivaron a convertirse en lo que es hoy: el dueño del gimnasio al aire libre más conocido en México.

La vida de Paul Villafuerte Suárez cambió hace once años, cuando perdió la pierna izquierda debido a un accidente automovilístico. Este hecho, lo llevó a deprimirse, caer en el alcoholismo y las drogas hasta que un día intentó suicidarse sin tener éxito. Fue justo este momento el que lo hizo despertar y optar por darle una nueva oportunidad a su vida.

«Siempre fui una persona que hice mucho ejercicio y pues llegó el momento en que no podía ir a un gimnasio porque no podía pagar las mensualidades por lo mismo del accidente, entonces, un día mi carnal me vio llorando y pues me animó a que comenzara a hacer ejercicio en un terreno baldío que estaba a dos casas de la mía y donde ahí fuimos construyendo el gimnasio», narra.

El nacimiento de las barras
Sin embargo, fundar un gimnasio al aire libre, como lo son Las Barras Pradera, no fue sencillo, pues, de entrada, fue necesario limpiar la barranca que existía en el número uno de la calle Miguel Allende, en la colonia Praderas de San Mateo, en Naucalpan.

«Había perros muertos, ratas y hasta un caballo muerto, estaba bien chacalote (sic) y después fuimos a bodegas de pura chatarra que había en este lado de San Mateo Nopala y que se convirtieron en minas de oro para nosotros, pues conseguimos tubos, fierros y otros materiales con los que pudimos hacer los aparatos que le dieron forma a este sitio», relata.

Poco a poco, el gimnasio improvisado tomó forma y en él comenzaron a hacer ejercicio Paul y sus hermanos, lo cual llamó la atención de propios y extraños, quienes se quedaban a mirar cómo un joven sin una pierna realizaba amplías jornadas de ejercicio en una de las zonas con la mayor incidencia delictiva de este municipio y a quienes Paul invitó a sumarse a sus prácticas.

El carisma de Paul y la posibilidad de que jóvenes de escasos recursos pudieran contar con un gimnasio totalmente gratuito para forjarse un cuerpo envidiable, poco a poco comenzó a popularizarse entre quienes vivían en la zona, y luego, fuera de ella, lo que los llevó hasta este lugar, donde hasta antes de la pandemia, llegaban 300 personas a diario para ejercitarse, incluso, de las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac, a pesar de que existen más de dos horas de distancia.

Cuando te ves bien, te sientes bien
«Aquí han llegado jóvenes que, al igual que yo, se han intentado suicidar o que estaban en depresión y no podían pagar un gimnasio. Son chavos que vienen y nos piden un consejo y con el ejercicio se van olvidando de ideas que los pudieron llevar a malas prácticas o a matarse, por eso aquí les decimos cosas que a mí mismo me hubiera gustado escuchar», sostiene Paul.

A lo largo de estos seis años, el reconocido entrenador ha visto desfilar a cientos de jóvenes que regresaron a la escuela para terminar sus estudios con la motivación que hallaron en este lugar y como una condicionante para poder seguir entrenando. Posteriormente, comenzaron a llegar médicos, doctores, ingenieros y otros profesionales, así como niños y amas de casa, quienes convirtieron a Las Barras Pradera en el «Valle de los mamados», un lugar único en el Valle de México.

Sin miedo al éxito
A lo largo del tiempo, nada ha detenido a Paul ni a su ejército de «chuletones» que todos los días asisten a este sitio para ponerse en forma y, por el contrario, cada día parecen fortalecerse más, pues tan solo, en diciembre de 2019, este espacio fue elegido por el gobierno federal como un proyecto modelo, por lo que se destinaron cerca de un millón 300 mil pesos para rehabilitarlo y equiparlo con 22 nuevos aparatos que les ha facilitado la práctica deportiva a quienes asisten en él.

El covid-19 tampoco lo ha hecho, pues aunque los gimnasios no pueden operar aún en el semáforo epidemiológico en color naranja, consiguieron un permiso municipal para reabrir las puertas en un horario de 11:00 a 20:00 horas, con el objetivo de que las personas puedan ejercitarse, respetando las medidas de sanidad y de sana distancia.

Este periodo también fue aprovechado por Paul y su familia para comenzar a formarse como preparadores físicos, con la participación en cursos y seminarios, pues la intención es convertir a Las Barras Pradera en un semillero de deportistas y entrenadores que puedan replicar este modelo, en beneficio de decenas de jóvenes que hoy no tienen una oportunidad.

«Tenemos que hacer gente productiva en México, ingenieros, estudiantes, gente de bien que saque adelante al país y aquí encuentran una motivación para eso, no vamos a aflojar y vamos a seguir dándolo todo, aun con la pandemia», agrega.

Siguen cerrados los gimnasios
Mientras tanto, la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) ha realizado 53 visitas a gimnasios durante la contingencia sanitaria por covid-19 para evitar que éstos abran sus puertas, pues la reapertura de estos giros será hasta que el semáforo epidemiológico se encuentre en verde.

Hasta ahora, se han suspendido siete establecimientos, aunque las verificaciones se mantendrán en municipios como Cuautitlán Izcalli, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Toluca, Metepec, Zinacantepec, Tultepec, Xonacatlán, Otzolotepec, Texcoco, Chiconcuac y Tecámac, entre otros.

Vía La Silla Rota.

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