NAUCALPAN.- Al pasar de la fantasía a la realidad municipal aquí en Naucalpan, evidentemente que tenemos en el último bimestre de este año, situaciones difíciles.
La fiesta ya concluyó en este pasado fin de semana, pero no dejó cosas buenas en el territorio inolvidables y de entre ellas, el alto nivel de violencia callejera que nos asiste insuperable.
La muerte, los decesos callejeros ocuparon la más alta preocupación de la gente en sus distintas comunidades, en el que permea un raro ambiente de eso pesado y que da miedo el internarse en esos territorios del crimen.
Lo peor, entre otros escenarios, el elevado nivel delincuencial en el corazón mismo del municipio-San Bartolo-que pasó a un lugar de superior riesgo y de las colonias más violentas.
Los registros para nada son menores y en este 2019, este perímetro como nunca, superó hasta el momento los 18 homicidios dolosos, en el que al menos tres despachadores de combis les han dado piso y dos chóferes.
Asimismo, la última balacera sobre las calles de Abasolo y Jardín, arrojando dos muertos el pasado jueves, al tiempo de 2 policías y ladrones en persecución en el primer cuadro de la Ciudad, a la vez de dos automovilistas.
Aunado a ello, los sistemáticos asaltos a mano armada a negocios, transeúntes y cuentahabientes, convirtiendo el área en auténtica “Zona Roja del Delito”.
Por su parte, vecinos de la cabecera y propietarios de negocios en diversas ocasiones han alertado, denunciado y exigido a las autoridades en la materia y sin resultados, SEGURIDAD.
El fracaso por si alguna ocasión instrumentaron estrategia es inminente, no hay resultados, eficiencia y eficacia, y por el contrario, todo en ese lugar es delito.
Ciertamente, hay una cruda realidad y es estremecedora, la cual urge resolver en el corto plazo a propósito de inhibir la comisión del delito y evitar que la actividad económica decaiga.
De igual manera, el sanear de manera pronta y expedita la tremenda imagen de “salvajismo en ese fragmento de la aldea Urbana”, y que tampoco puede continuar así.
En serio, hay sustento de las cosas y aún esperanza que el indicador de inseguridad cambie para bien de la comunidad, antes de que el marco contextual sea todavía más extremo para todos.
Finalmente, y que sea prioridad la coordinación de las distintas fuerzas del orden para atender este primer cuadro del municipio que es la imagen de Naucalpan.
Vía Mario Ruíz Hernández.