NAUCALPAN.- Con 15 años de edad Juanito, quien dice que ya dejó de ser niño, ha sido sometido a 15 cirugías, 10 de ellas para reconstruir su rostro, luego de que el fuego envolvió su cuna cuando era un bebé de cuatro meses de edad, en un incendio que se registró en su casa de láminas en el Tejamanil, zona boscosa de San Francisco Chimalpa.
Este fin de año, Juan Carlos no piensa en la navidad, ni en el Año Nuevo, mucho menos en Los Reyes Magos, solo en la nueva operación que médicos cirujanos del hospital Shriners de la Ciudad de México, le realizarán el 19 enero, para tratar de que el muñón en que el fuego convirtió su mano, recupere su forma con tres dedos, con los que puedan hacer pinza con el pulgar.
El jovencito y su padre, acudieron al palacio municipal de Naucalpan, en busca de apoyo para seguir enfrentando, esta progresiva, pero lenta recuperación en condiciones de alta marginación, pues viven junto al bosque sin servicios básicos como agua potable o drenaje, en una casa con piso de tierra y techo de láminas y muros de madera.
El 9 de octubre Juan Carlos cumplió 15 años de edad, sin mayor celebración. Para él la vida, ha sido ir recuperando poco a poco los rasgos de su rostro y de su cuerpo, que sufrió quemaduras de tercer grado en 40% de su superficie, especialmente en la cabeza, dorso y brazo derecho, donde su mano se deshizo igual que su cara, entre el fuego que envolvió su cuna, cuando una vela cayó sobre las cobijitas que cubrían su cuerpo, la noche del 28 de febrero de 2005.
“Me volverán a operar el 19 de enero, me pondrán un clavo. Terminé la primaria con un promedio de 7.7, pero dejé la escuela, porque mis tratamientos y operaciones, propician que falte mucho a la escuela”, por ejemplo el último año se sometió a tres injertos de cabello.
“Queremos seguir estudiando, porque es nuestro futuro, porque no queremos ser barrenderos o cargadores; queremos estudiar para tener un hogar próspero donde no falte la comida”, afirmó David amigo de Juan Carlos, un adolescente que igual que su amigo abandonó la escuela de forma temporal y expresa el sentir de ambos, cuando lo acompaña a algunos lugares.
Las cirugías estéticas, que le permitirán volver a tener una nariz y delinear sus labios, serán las últimas pues los cirujanos esperan que el jovencito alcance el máximo de su crecimiento, apuntó Carlos Suárez su padre.
En tanto, ellos viven en condiciones de alta marginación, sobreviviendo con la elaboración y venta de llaveros de estambre, “que no siempre se venden, pero hay que buscarle para pagar los traslados al hospital, la comida, el gas y la luz”, aseveró el padre de familia de origen indígena.
Vía El Universal.