Instan el replantear Naucalpan centro ante colapso urbano

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NAUCALPAN.- En el proceso del orden urbano, y a propósito de recuperar cada uno de los espacios públicos-que nos pertenecen a todos-el no equivocarnos.

El Naucalpan centro-San Bartolo-entre otros perímetros, pende tan solo de un hilo, y lo importante es concebir el futuro inmediato con cada una de las partes.

Es de mencionar que el espacio, el sitio, o lugar, va más allá de autoridades municipales y líderes del comercio ambulante en todas y cada una de sus modalidades, es un asunto colectivo.

La vía pública, la calle, ese trozo de acera y banqueta, al margen también de su concesión o privatización a particulares, requiere de esa visión de quienes además viven en la zona.

Claro que, las posiciones son sumamente encontradas y antes de pretender negociar u acordar con esos líderes, creo que el mejor pacto que se pueda dar es con los vecinos de este primer cuadro del municipio y de ser posible y porque no, ir a la consulta pública para un programa de reubicación.

Asimismo, el implementar un plan, proyecto o programa, a efecto de cambiar el total rostro del legendario San Bartolo que ésta plenamente “desmadrado”.

Un plan justamente integral, que al mismo tiempo de transformar la imagen de vendedores de vía pública, “tolerados y toreros”, toque a comerciantes establecidos, transportistas y residentes.

En ese sentido, y cuando se especula que ya se tiene todo y es cuestión de tiempo, resolver lo inmediato, la reparación de guarniciones y banquetas, así como las calles que están de asco.

No es por mucho como otras tantas vialidades, el rehabilitarlas y ponerlas al servicio del ciudadano, en donde cada bache que uno pasa en vehículo, es un completo riesgo.

Igualmente, el asear la zona a profundidad y evitar los fétidos olores a “mierda y a míados”, pero sobre todo y quién use ese trozo concesionado por la autoridad municipal, mínimo que lo limpie.

Por otra parte, el ya superar el crecimiento anárquico, solventar y depurar los padrones de vendedores y revisar la autenticidad de los permisos, por aquello de las anuencias apócrifas.

Así también, evaluar la plaza y ferias-ahora permanentes-en el Parque Revolución, los sistemas de protección civil en puestos callejeros de comida que utilizan tanques de gas y medidas de higiene.

Aunado, a las “cantinas en vía pública”, cerca del Hospital de la ceguera, del Instituto de Salud del estado de México (ISEM), y otros centros cheleros incluso, en tianguis o mercados sobre ruedas.

Por Mario Ruiz Hernández.

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