NAUCALPAN.- En realidad que, la tramitología, las presumibles extorsiones a prestadores de servicios, del comercio y el sector productivo, han inhibido las inversiones aquí.
Aunado, a la impactante y presunta “red de corrupción” operada desde la subdirección de normatividad comercial y su correspondiente departamento de verificaciones y clausuras.
De algún y otro modo, hemos insistido y por las quejas llegadas a “Vallemex Noticias”, de la contratación directa de alrededor de 30 inspectores comisionistas que andan revisando papeles y según extorsionando por todas partes, con la total anuencia de la propia autoridad municipal.
En este asunto, y además incurrir en el delito de usurpación de funciones, documentar su actuación en las diligencias con gafetes y/o identificaciones apócrifas, sin tener el número de empleado que se le otorga y ser dados de alta en la nómina, previamente en las oficinas de recursos humanos.
El conflicto, sumamente delicado cuando a esta gente es enviada a la calle práctica y probablemente a robar, en las 30 mil unidades económicas, de las cuales 15 mil 98 se dedican al comercio y 12 mil 137 se enfocan en servicios,
Asimismo, y sumado, al sector productivo, en tanto al desarrollo urbano se supone controlado, en la que junto con las medidas de seguridad, “todo es sacadera de dinero”.
Insistir en esos semi-funcionarios de normatividad comercial, en vía pública, en protección civil con Miguel Peña, o en geología, a la vez en la subdirección de operación urbana, con Jonathan González Meléndez, en la que los costos por algún trámite son elevados hasta en un 7 mil por ciento.
Sin embargo, aún y con las constantes denuncias ciudadanas y del sector empresarial, lejos de frenar la nociva actuación, por el contrario, quizá y los fortalece.
El lamentable problema incluso, sabido probablemente por algunos síndicos y regidores, no trasciende y quizá exista mayor potestad de funcionarios que la propia autoridad.
En ese esquema, la constate omisión y desafortunadamente, nadie intenta cuando menos, proceder en consecuencia- por ser amigos presumiblemente del alcalde sustituto, Víctor Gálvez Astorga.
Hasta el momento, continúa y todavía con encumbrada impertinencia el ir una, dos y hasta en tres o más ocasiones, a los numerosos negocios, escuelas y empresas, durante el día y en la noche, a revisar y pedir lo mismo y lo mismo.
En ese orden, ya no hay tregua para de alguna manera actualizar la normatividad a vapor, revisar licencias de funcionamiento de un impactante acumulado de documentos, o conciliar intereses.
Por otra parte, la poca confianza quedó agotada cuando ven y tampoco quieren mirar, la dimensión de los daños provocados a contribuyentes del añorado Naucalpan al que anhelamos.
Por Mario Ruiz Hernández.