NAUCALPAN.- Tacos al pastor y pan son elementos que Andrea Soto colocó en la ofrenda de su hija Verónica Soto Hernández, de 22 años, egresada de la Escuela Nacional de Enfermería de la UNAM. Ayer cumplirá un año de haber sido asesinada cuando fue a una fiesta masiva de disfraces en un predio de la colonia Capulín Soledad.
Ella apareció estrangulada el 2 de noviembre, a unas cuadras, en un baldío de San Antonio Zomeyucan, Naucalpan.
Se cumple un año de este feminicidio y no hay resultados, no hay avances en la investigación, “hay muchas inconsistencias. Apenas en julio llegó un preliminar de genética, no hay dictamen de patología, no hay peritaje de mecánica de lesiones, ni siquiera hora aproximada de la muerte”, lamenta Andrea.
Omisiones por las que la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) inició un expediente, cuyo procedimiento se detuvo con la pandemia.
La ofrenda de Verónica Soto es un altar sencillo, como ella era, donde Andrea volverá a platicar con su hija: “Le diré que seguiré luchando para que se haga justicia y se detenga a su asesino”.
Con información de Periódico Zócalo / Letra Roja.