Descanse en Paz Ing. Raúl Durán Domínguez

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NAUCALPAN.- “Don Raúl Durán Domínguez”, el ingeniero, deja en este ancestral “Día de Muertos”, y en la ironía, toda una vida de éxitos, un hombre cadente y de grandes expectativas.

Un hombre de mucho trabajo, un constructor ciertamente de liderazgos, que sabía con quién hablaba y de frente, sin nada que ocultar en este plano, en el que vamos de pasada.

“Don Raúl”, fue un padre ejemplar, un padre amoroso, un ser humano sensible aún y en la adversidad. Un ser humano que valoró en todo momento y lugar, justamente la vida desde su perspectiva.

De muchos años, se dedicó a la edificación de bodegas industriales, a proyectos inmobiliarios en el país, y que de manera alterna dedicaba su vida a la formación de cuadros políticos en Acción Nacional, en donde dejó toda una escuela.

Fue un extraordinario hombre, de esos denominados históricos y que cimentaron al lado de otros de sus iguales, el PAN en Naucalpan, con tanto amor y deseo de seguir continuando.

Para muchos hombres y mujeres, era gratificante escuchar el consejo de “Don Raúl”, el recibir la mano solidaria y amiga, de a quien veían hasta como un padre, y se lo ganó a pulso.

A muchos hombres y mujeres ayudó, a otros tantos los miraba incluso hasta como hijos suyos, de esa honorable sangre que corría en sus venas. Nacido en algún lugar del estado de Jalisco.

El Padre de “Los Durán Reveles”, era porvenir y tiempo, era alguien que volaba siempre en lo alto, abría sus alas como majestuoso pájaro que navegaba en la tempestad y en los cielos más turbios.

“Don Raúl” quiérase o No, es memoria que trasciende en el pasado y que motiva en la construcción del presente.

Sin embargo y todavía lo más interesante, el ver a un hombre de principios, un individuo ético que siempre asumió su responsabilidad ante la palabra hasta sus últimas consecuencias.

“Don Raúl Durán Domínguez”, pasa al otro plano existencial a la edad de 90 años, dejando a su esposa Lilia Reveles y sus hijos José Luis, Porfirio, Alfredo, Paty, Ricardo y Lilia, aún en la batalla diaria.

Por si acaso, “Don Raúl” vuelve al punto de partida, donde se estremecieron las incertidumbres y comenzó a ser lo que era, lo que sería, lo que es y lo que fue.

En su corazón se agitan pájaros que seguro sembró y que, volverán a recorrer los horizontes en señal de gratitud al hombre, y al ser humano.

Vía Mario Ruiz Hernández.

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