NAUCALPAN.- Paty y Marco son dos ciudadanos ejemplares que estuvieron dispuestos a someterse a una rigurosa evaluación, a fin de determinar si eran aptos para brindarle el amor que la vida le había negado a una pequeña de cinco años del albergue infantil “Namiqui Pilli” del Sistema Municipal DIF.
Después de 4 años de casados sin poder tener familia, decidieron iniciar un proceso de adopción que duró tres años y comenzó con un curso para que supieran de antemano a lo que se enfrentarían: exámenes clínicos, psicológicos y de trabajo social, cuyo objetivo era asegurar el bienestar de la menor.
“Uno tiene la idea de que adoptamos al niño, pero también él tiene que adoptarnos a nosotros como padres, y el DIF está para eso, para preservar, resguardar y proteger los derechos del menor”, señala Marco.
“Fue un proceso muy largo y pesado, pero valió la pena, no hay palabras para describir las emociones tan intensas que nos proporciona el tener a Rocío con nosotros”, concluye Paty.