Terror en Naucalpan

Es de los municipios del Estado de México con mayor índice delictivo, donde incluso ha habido protestas a causa de la inseguridad. El robo de automóviles es uno de los principales ilícitos.

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NAUCALPAN.- Uno de los delincuentes, cobrizo y robusto, exhalaba un olorcillo a mariguana y el tufo a sudor acedo mientras empuñaba una pistola, al mismo tiempo que denostaba a su víctima, Marco Antonio, quien podía mirar bien el cañón del arma y sentir los resoplidos; a la derecha, su amigo, entumido por el miedo, soportaba una retahíla de insultos de un segundo atracador, con similar calibre de arma y un aspecto de toro loco, que le exigía salir del auto, propiedad de la pareja, que venía de visitar a sus compadres del Estado de México, donde habían celebrado un cumpleaños.

—¡Que te bajes, cabrón!

—Es que…

Y más amagos.

El amigo temblaba.

No muy lejos, otros cómplices aguardaban en dos camionetas, listos para arrancar —como lo harían— rumbo a la Ciudad de México, que forma parte de la conexión en delegaciones colindantes, rumbo al Toreo.

Era casi la medianoche del 25 de mayo. El vehículo, manejado por Marco Antonio, había enderezado por la calle Primero de Mayo, en Naucalpan, municipio —mil 658 unidades hurtadas en 12 meses— que forma parte del corredor donde más roban autos «con violencia», encabezado por Ecatepec de Morelos, con 7 mil 250, seguido de Tlalnepantla de Baz, mil 909, y Ciudad Nezahualcóyotl, con mil 683 automotores, de acuerdo con cifras oficiales de 2015; 22 mil 960 «total estatal».

Y siempre la violencia.

—¡A ver, cabrón, bájate, pero ya!

Y el cañón en la cabeza.

Los nervios y el temor.

—Ya, ya, tranquilo…

En el corazón de Naucalpan.

El mismo municipio que el año pasado fue escenario principal de robos violentos a transeúnte, con 966 casos reportados; seguido de Tlalnepantla de Baz, 716, y Ecatepec de Morelos, 545 denuncias, de acuerdo con la misma fuente: el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Sin contar la llamada «cifra negra», pues no todas las víctimas denuncian ese delito. Por eso el agregado de «violencia».

Lo que sí es difícil ocultar son «los homicidios dolosos con arma de fuego», cuyo primer lugar lo obtuvo Ecatepec, con 265; Ciudad Nezahualcoyotl, 113; Tlalnepantla, 99; Chimalhuacán, 85, y Naucalpan, 70.

Marco Antonio y su acompañante salieron ilesos, pero quedaron con huellas difíciles borrar, pues los humillaron y despojaron de todo.

Esa noche, en cambio, encontraron solidaridad de otros desconocidos en un municipio que ha sufrido agravios.

***

Este municipio ha sido escenario de protestas por el aumento de la inseguridad, situación que comparte con vecinos. Naucalpan linda con la Ciudad de México, hacia donde huyen algunos delincuentes, como sucedió aquella noche.

Es el mismo municipio donde hubo un foro denominado Naucalpenses Unidos por una Mejor Seguridad, que reunió a dirigentes vecinales, incluso a religiosos, pues en algunos casos los asaltos han llevado al homicidio.

Uno de los casos expuestos en esa ocasión fue la muerte de una muchacha, que fue asesinada luego de ser despojada de su vehículo en Lomas Verdes. Esa fue una de las causas por las que los dirigentes propusieran que en Naucalpan se declarara la Alerta de Género y que también incluyera otros municipios de la región.

Como resultado nació la página de Facebook Naucalpenses en Movimiento por la Seguridad, donde denuncian una serie de delitos, entre estos robos de autos y arbitrariedades policiacas, como sucedió la madrugada del día 4, cuando una patrulla quiso detener a un automovilista y su acompañante, sin haber cometido ninguna infracción, «y como no accedimos, se nos cerró como si fuéramos unos rateros y de una manera agresiva, y estuvimos a dos de estrellarnos con ellos…»

Días después, el 12, publicaron: «…quisiera pedirles su ayuda. Se robaron esta madrugada este auto en la calle Moctezuma, entre calle González, en el pueblo de San Lorenzo Totolinga, municipio de Naucalpan… Cualquier información o ubicación q tengan favor de enviar inboox a mi facebook… De antemano gracias».

Días después otro usuario publicó: «Nos podrían apoyar a compartir la foto de nuestro auto, el cual nos fue robado a mano armada a mi esposa y un servidor en la calle Juchitlán col. San José de los Leones, esto sucedió ayer aproximadamente a las 11:40 de la noche. Es un Passat 2007 color plata con quemacocos. Cualquier información será de gran utilidad. De antemano les agradezco su ayuda».

Un día después, el 25, otro usuario publicó: «Hace aproximadamente una hora me acaban de asaltar a la altura de la colonia San Rafael Chamapa, por el puente del Zapote. Son dos personas. Un señor de aproximadamente 45 años y un joven de máximo 20. Llevan pistola. No dejaron arrancar al chofer y ahí mismo se bajaron. Fueron cuestión de minutos. El chico tiene una cicatriz en la frente, es alto y flaco, el señor, de unos 45 años, 1.75 de estatura».

Y la mañana del 27, mientras unas 300 personas se manifestaban en la explanada de Las Torres de Satélite para exigir seguridad en ese municipio, el conductor de un Chevy, placas MRP8494, se estrelló contra varios macetones y enseguida arrolló a diez personas; dos mujeres fallecieron. Entre los heridos, la mayoría adultos mayores, había una niña de 10 años.

***

Casi la medianoche de ese día, Marco Antonio y su amigo, que iban a la Ciudad de México, intentaron enfilar sobre el Periférico pero otro carro les cerró el paso y bajaron dos individuos con pistola en mano y amenazando. No estaban lejos del Centro de Justicia de Naucalpan.

—¡Bájate del carro y no hagas ninguna pendejada! —le advirtió el delincuente.

Marco bajó y de paso intentó tranquilizar al asaltante quien, para dejar claro que él mandaba, arrojó una lluvia de improperios, para luego colocarle el codo izquierdo sobre el cuello y amagar con dispararle a bocajarro.

Entonces lo hizo trastabillar y lo arrinconó sobre su propio auto mientras le apuntaba con la escuadra en la cabeza.

El otro cómplice hacía lo mismo con el amigo de Marco Antonio, quien notó que su camarada estaba paralizado; hasta que fue sacudido por los insistentes gritos del enemigo: «¡Salte y déjate de mamadas!».

Y aquel volvió en sí.

Marco fue empujado por el verdugo, que entró al carro, su carro, sin dejar de apuntarle; el cómplice hacía lo mismo con la otra víctima y cerraba la puerta.

Y arrancaron, sin dejar de apuntar sus armas hacia los despojados, quienes observaron cómo aquellos quemaban llantas, escoltados por dos camionetas, rumbo a la metrópoli.

Atrás estaban un colectivo y otros autos que esperaban pasar, sin poder esquivar ni retroceder. Marco y su amigo abordaron otro carro de buenas personas, donde fueron consolados y pidieron bajar más adelante.

Alguien les prestó un teléfono.

FUENTE: http://www.milenio.com/

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